jueves, 6 de agosto de 2015

My Dying Bride - The Angel and the Dark River (1995)

El disco sobre el que quiero escribir hoy, es sin duda uno de los lanzamientos más icónicos dentro de la escena del Doom Metal europeo. "The Angel and the Dark River" es el álbum más aclamado de los británicos My Dying Bride, unos de los maestros del Doom, y seguramente la banda que más y mejor ha sabido explotar la fórmula que dicho estilo ofrece.

Tal y como vimos aquí en la crítica del "As the Flower Withers", en los comienzos de la trayectoria de la banda, aún se percibían muchas influencias de las corrientes Death de finales de los 80 y principios de los 90. Con "Turn Loose the Swans" estas influencias son dejadas de lado, y la banda comienza a ahondar en una música mucho más densa y atmosférica, explorando nuevos sonidos e incorporando un violín, como una de las señas de identidad de la banda en estos años.

Esta evolución es llevada un paso más lejos en este "The Angel...", con una producción mejorada y con la inclusión de algunos samplers que enriquecen las atmósferas de las canciones. En el apartado vocal, mencionar que desaparecen totalmente las voces agresivas, quedando únicamente voces limpias.

La canción que abre el álbum, "The Cry of Mankind" es su clásico más conocido, e imprescindible en todos los directos de la banda. La característica más reconocible es la melodía dominante en toda la canción. Desde la apertura del tema, hasta el último segundo, durante los doce minutos de la canción, se mantiene a modo de obstinatto. Para los conciertos hay una versión reducida del tema, ya que los últimos cinco minutos son un ejercicio atmosférico no apto para los directos.

Una pequeña entrada del bajo de Ade, da paso a las melancólicas notas de violín ejecutado por Martin Powell, miembro destacado de la escena extrema inglesa con su participación en otras bandas como Anathema o Cradle of Filth. Sin duda uno de los aciertos de la banda fue la incorporación de este instrumento en sus composiciones ya que es capaz de aportar unas sensaciones únicas a los temas. En "From Darkest Skies" es el violín el que se apodera de la melodía principal. Buen cambio hacia la mitad del tema hacia un parte más dura y siniestra que se mantiene hasta el final, en contraste con la melódica parte inicial.

"Black Voyage" es una de mis favoritas del álbum. Comienza el tema con una melodía de violín que contrasta a la perfección con los parones y los armónicos marca de la casa. Lo que podemos entender como el estribillo de la canción es de lo mejor de este álbum. Primero mostrado con las guitarras y la acaraciadora voz de Aaron, y complementado después con la preciosa melodía del violín. De ahí, pasamos de nuevo a otra parte totalmente distinta, con una atmósfera depresiva y ominosa, que se alarga hasta un final dominado de nuevo por la parte que he llamado estribillo.

"A Sea to Suffer In" suena algo más complejo, aunque a la vez con más dinamismo que los anteriores. Posee una estructura basada en varias partes que van transcurriendo con fluidez. Es el tema más corto del álbum, quedándose en "tan solo" seis minutos y medio. "Two Winters Only" es una canción muy tranquila y lenta, en la que predominan los pasajes de guitarra acústica, y que aporta unas melodías vocales muy bonitas y melancólicas como suele ser habitual en Aaron. Sin duda otro de los puntos álgidos del álbum.

Rizando el rizo podríamos comentar, que la parte más floja de este álbum son las baterías. Los ritmos se hacen algo repetitivos, y se abusa de los redobles de caja en los fills.

El álbum finaliza con "Your Shameful Heaven", el tema más variado en cuanto a los tempos, ya que alterna las partes lentas con los pasajes más cañeros de todo el disco, y que ayudan a cerrarlo con mucha fuerza.

Estamos sin duda en el primero punto de inflexión en la carrera de My Dying Bride, y la culminación de la evolución llevada desde el primer álbum.

La formación que graba el álbum:

Aaron Stainthorpe: Voces
Andrew Craighan: Guitarra
Calvin Robertshaw: Guitarra
Adrian "Ade" Jackson: Bajo
Martin Powell: Violin, Teclados
Rick Miah: Batería

Nota Final: 9/10


miércoles, 5 de agosto de 2015

Dream Theater - Octavarium (2005)

El nombre "Octavarium" viene, como no puede ser de otra manera, por ser el octavo disco de estudio de Dream Theater, la banda de metal progresivo por excelencia. Siendo una de mis bandas favoritas de todos los tiempos, he de reconocer que este "Octavarium" no es su mejor disco. De hecho, las primeras escuchas me dejaron bastante frío, aunque con el paso del tiempo fue ganando puntos poco a poco.

Lo primero que se aprecia al escuchar el álbum, es que una vez más el grupo no quiere estancarse, y de alguna manera explora nuevos elementos, y moderniza un poco su sonido. Esto es notorio sobre todo en la producción de las voces en las que utilizan más samplers. Esta técnica la han seguido aplicando en los sucesivos álbumes, con un resultado bastante bueno.

Por otro lado, especialmente el sonido de las guitarras, es menos limpio de lo habitual, algo que considero que no beneficia para nada a una banda como Dream Theater. El otro aliciente en cuanto a las novedades, consiste en la utilización de una orquesta real por primera vez en su historia.

El disco comienza con "The Root of All Evil", un tema pegadizo y a la vez bastante diferente a lo hecho hasta la fecha por el grupo. Obviamente, se nota que es Dream Theater, pero el tema queda algo soso para mi gusto.

Continúa el álbum con la balada "Answer Lies Within", típica del estilo de Dream Theater. De nuevo el tema se queda en un "no está mal", aunque desde mi punto de vista, está colocada demasiado pronto en el álbum. En este tipo de canciones es donde más brilla a día de hoy la voz del James LaBrie. Cuando canta con la voz suave y acariciadora, la cosa va bien, pero cuando empieza a forzar la máquina, la cosa va a peor.

"These Walls", acelera un poco el ritmo, aunque no lo suficiente. De nuevo es una canción a medio gas, entretenida aunque discreta. A estas alturas del disco, te das cuenta de que apenas has escuchado algún solo de John Petrucci, y algunos de ellos están doblados con el teclado, como en el primer tema.

Una de las grandes sorpresas, y en principio decepción, viene con "I Walk Beside You". Es un tema que más que de Dream Theater, parece una versión de U2. Incluso, James LaBrie, intenta imitar los dejes de Bono cuando canta el estribillo. El caso es que el tema mola, es sencillo y pegadizo, pero tiene un gustillo comercial que da que pensar. Estamos en el cuarto tema, y vemos que el álbum va pasando con más pena que gloria.

Afortunadamente en la segunda mitad, el álbum mejora ostensiblemente y mis canciones favoritas aparecen aquí. "Panick Attack" es uno de los temas más rápidos del disco, y con un estribillo bastante potente. Las guitarras de Petrucci suenan muy graves en este tema, aunque imagino que esta bajada ayuda al bueno de LaBrie, que prueba algunos experimentos con su voz, haciendo una especie de "gallos" que quedan bastante bien. La canción en general mola bastante, pero se echa en falta algo de sorpresa en las estructuras de las canciones que son en exceso previsibles para lo que suelen ser en otros álbumes de Dream Theater.

Uno de mis temas favoritos es "Never Enough". De nuevo un tema movidito y bien compuesto, con partes que realmente nos hacen revivir los mejores tiempos de la banda. La sección instrumental de la canción está a un buen nivel, y el final es de lo mejor del álbum.

"Sacrificed Sons" es la canción que más se mueve en la onda de los anteriores discos. Es un emotivo tema que trata sobre las víctimas del 11-S, Comienza con una sección suave y misteriosa que va aumentando su ritmo poco a poco hacia territorios propios de la banda, y que se ve redondeada por un gran estribillo, y una estructura más enrevesada.

"Sacrificed Sons" y "Octavarium", son las dos canciones en las que podemos escuchar la orquesta, y lo bien que engarza con la música de estos genios.

Finaliza el álbum con la canción que da nombre al disco. Todo un temazo de 24 minutos, que no está nada mal, aunque en su conjunto a lo mejor queda algo lento. Especialmente debido a la larga intro y la sección acústica que se alarga hasta el minuto 8 más o menos. La caña y las mejores partes llegan pasado el minuto 12. Aun siendo una buena canción, las comparaciones con "A Change of Seasons" son inevitables, y ahí, "Octavarium" pierde claramente la batalla.

Este puede ser el disco de Dream Theater más fácil de escuchar para alguien ajeno a la banda. Desde luego, esto no es un mérito tratándose de Dream Theater, ya que lo que parece es que en este disco, el nivel de inspiración es menor que en otras ocasiones.

Un álbum así, escrito por otro grupo, seguro sería un gran álbum, pero tratándose de ellos, este disco se queda junto a "Falling into Infinity" en la parte trasera de su discografía.

La formación que graba el álbum:

James LaBrie: Voz
John Petrucci: Guitarras
John Myung: Bajo
Jordan Rudess: Teclados
Mike Portnoy: Batería

Nota Final: 6,5/10