lunes, 14 de abril de 2014

Opeth - Blackwater Park (2001)

"Blackwater Park" es el disco con el que los suecos Opeth dieron el salto definitivo a la fama, al menos, a toda la fama que se puede tener haciendo este tipo de música. Como suele pasar cuando una banda comienza a salir del underground, no faltan las críticas hacia el álbum, así como las valoraciones negativas, sobre todo a toro pasado. Con esto quiero decir, que cuando el álbum salió allá por 2001, apenas había críticas negativas, más allá de las propias de gente a la que no le gusta Opeth, algo totalmente respetable.

Algunos fans de la banda, consideran que Opeth se empezó a torcer con su tercer lanzamiento, y que cortaron la progresión que llevaban en "Morningrise", pero bajo mi punto de vista, la evolución es muy natural, y este "Blackwater Park" es uno de sus discos más completos. Esto se acentúa gracias a una producción exquisita, que corre a cargo de Steven Wilson, alma mater de Porcupine Tree. El tratamiento de las voces limpias es espectacular, y los abruptos cambios entre las partes agresivas y las limpias, ocurren con la mayor naturalidad.

Dentro de lo variado que es el disco, las canciones mantienen una tónica y un nivel bastante equitativo a lo largo del álbum, aunque a mi entender, hay dos momentos especialmente álgidos. Estoy hablando de "Bleak" y de "The Drappery Falls".

"Bleak" es quizá el mejor tema del disco. Arranca con mucha fuerza gracias a los dos primeros riffs. No puedo asegurar si son estrofa y puente, u otra cosa, porque las canciones de Opeth no siempre tienen la estructura habitual, y están llenas de sorpresas y cambios de ritmo. El tema sigue deslizándose por diferentes pasajes y atmósferas para desembocar en un largo y emocionante final desde el minuto seis.

"The Drappery Falls", es un tema con una estructura peculiar. Comienza y finaliza con la misma melodía, sugerente y  melancólica a partes iguales. Entre medias la banda va enlazando multitud de partes, unas acústicas con voces claras, otras de las más agresivas del disco, y una sección progresiva espectacular.

Siguiendo muy, pero que muy de cerca a estas dos, tenemos la canción que abre el álbum, "The Leper Affinity", un tema supercompleto que da una idea muy clara de por dónde va a discurrir el álbum, y "The Funeral Portrait", quizá el tema más oscuro del álbum, que cuenta con algunas de las voces y riffs más agresivos del álbum. El resto de canciones, están tan sólo un pelín por debajo de éstas, pero son igualmente grandes composiciones y ofrecen grandes momentos al oyente.

Uno de los puntos fuertes de Opeth, es sin duda su originalidad, y la maestría con la que han sido capaces de crear un estilo propio. Da gusto escuchar cómo mezclan esos riffs de Death Progresivo, con sugerentes melodías y sonidos más setenteros, y con unas partes acústicas muy melancólicas y relajadas. Mención especial a la voz de Mikael Åkerfeldt, que es capaz de rugir con una voz realmente profunda, y a la vez cantar en limpio de la manera más suave.

A nivel de conjunto, también se percibe a una banda 100% compenetrada y comprometida con su música, tanto la pareja de guitarristas como en la sección rítmica. He de comentar, que siempre me ha gustado mucho el trabajo de Martín López en las baterías.

El orden de las canciones está muy bien seleccionado, y el cierre del álbum con "Blackwater Park" es especialmente acertado, ya que el tema destila en muchas de sus partes una sensación de conclusión. No sé si el nombre del álbum tiene algo que ver con una banda de rock de los 70, del mismo nombre. Por cierto, que la portada del álbum está entre mis favoritas de todos los tiempos.

La formación que graba el álbum:

Mikael Åkerfeldt: Voz, Guitarra
Peter Lindgren: Guitarra
Martín Méndez: Bajo
Martín López: Batería

Nota Final: 9/10


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