lunes, 8 de agosto de 2016

Rhapsody - Symphony of Enchanted Lands (1998)

Segundo álbum de los italianos Rhapsody (posteriormente y por temas de Copyright, conocidos como Rhapsody of Fire), y en mi opinión su mejor trabajo, aunque he de reconocer, que de los discos nuevos he escuchado poco más allá de la segunda parte de este álbum que sacaron en 2007, y que arrancaba una nueva saga.

El concepto del álbum consiste en el segundo episodio de la saga de la espada esmeralda que arrancaron con "Legendary Tales" que ya comentamos aquí en su día. La historia se alarga nada menos que cinco discos, aunque como no me he metido mucho en ella, no soy capaz de valorar si el nivel de la historia está a la altura de la música.

En este álbum, Rhapsody muestra un paso adelante en madurez a la hora de las composiciones, y este es el único disco de la banda en el que puedo decir que todas las canciones me gustan, y no encuentro temas de relleno. La banda sigue ahondando en el concepto del Power Metal sinfónico llevado a su máxima expresión.

Las grandes y ampulosas orquestaciones están presentes a lo largo de todas las canciones, pero en ningún momento resultan cargantes, gracias a la inspiración que destilan tanto las melodías como los riffs de las canciones. Por supuesto, los guiños a pasajes de música clásica son constantes, tanto en las melodías de los teclados, como en los trepidantes sweep picking de Luca Turilli.

La producción vuelve a estar a cargo de la por entonces pareja de moda en el Power Metal, Sascha Paeth y Miro, que realizan un trabajo espectacular, y consiguen un sonido muy limpio y sobre todo muy compacto, dando la predominancia necesaria a cada instrumento en su momento. El problema de esta gran producción se lo encontró la banda cuando quiso llevar su música al directo. Tuve la oportunidad de verles una vez en directo en aquella época y fue un auténtico desastre. Es la cara y la cruz de hacer este tipo de música, a no ser que tengas un respaldo económico que te permita llevar al directo grandes producciones.

Para mí el disco está partido en dos mitades, y creo que la elección del orden de las canciones está hecho con bastante acierto. Durante la primera mitad, encontramos los principales cañonazos del álbum. "Emerald Sword" es una auténtica joya del género e ideal para enganchar al oyente desde el primer momento. Con un riff apabullante y muy melódico, y con uno de los mejores estribillos escritos por Rhapsody. Un estribillo de los que te dejan con ganas de escucharlos una y otra vez, con la virtud de que la banda no se ceba en absoluto en él.

Este detalle indica la confianza de la banda en sus posibilidades y en lo que viene a continuación. "Wisdom of the Kings" es un tema continuista, en una línea muy parecida al anterior, con un punto más melódico y algo menos trepidante. Afortunadamente, en esta ocasión no tenemos una canción como "Forest of Unicorns" y la instrumental "Heroes of the Last Valley", sin ser demasiado destacable, al menos no aporta la nota negativa al álbum.

El fin de esta primera parte llega con la que puede ser la canción más completa del disco. "Eternal Glory" es un tema larguito, de más de 7 minutos que vuelve a explotar las virtudes de los dos temas anteriores, añadiéndole una gran sección instrumental en la mitad del tema, que lo redondea y lo lleva al top del álbum.

En la segunda parte, encontramos temas algo más complejos en cuanto a la composición, pero sin olvidar que estamos ante un disco de Rhapsody, así que tranquilos los enemigos de lo complejo :).

Canciones como "Beyond the Gates of Infinity" y "The Dark Tower of Abyss" son temas con una estructura más variada, en las que podemos encontrar algunos riffs con un aire más progresivo, ambientes mucho más oscuros y partes orquestales que desde mi punto de vista son de las más interesantes del álbum. Sin ser temas tan pegadizos como los anteriores, no dejan de tener secciones muy melódicas.

"Wings of Destiny" es la balada del álbum, y pasa sin pena ni gloria, al menos para un servidor. La joya escondida de esta segunda parte es "Riding the Winds of Eternity". Un tema majestuoso y épico, con un estribillo realmente emocionante y que ayuda a revivir las sensaciones de los primeros temas.
El cierre corresponde al tema que da nombre al álbum, y que además es el más largo del disco con sus 13 minutos. La canción está dividida en cuatro partes muy orquestales y con varios pasajes narrados que entiendo que están orientados a darle más cohesión a la historia del álbum. Incluso durante el tema hay algún guiño a partes del álbum que ya hemos escuchado antes. Personalmente es una pista que suelo saltarme, ya que prefiero quedarme con el buen sabor de boca que deja "Riding the Winds of Eternity", pero vamos, simplemente es otro concepto de canción.

La formación que graba el álbum:

Fabio Lione: Voces
Luca Turilli: Guitarra
Alessandro Lotta: Bajo
Alex Staropoli: Teclados
Daniele Carbonera: Batería

Nota Final: 8,5/10

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