Pero parece que hay buenas noticias, y para celebrar el 25º aniversario de su fundación, Easy Rider cabalga de nuevo y grabarán su sexto disco, esperemos que con más suerte esta vez. La formación ha permanecido bastante estable a lo largo del tiempo, sufriendo únicamente un cambio de batería y de vocalista en 2001.
Pese a que en el primer álbum cantaban canciones tanto en castellano como en inglés, a partir del segundo lanzamiento la banda se decanta definitivamente por el inglés como idioma para las letras, algo que no suele funcionar muy bien en las bandas nacionales. El caso es que Easy Rider hace su apuesta, e incluso incorpora como vocalista al estadounidense Ron Finn, que previamente había optado al puesto de vocalista en Savatage.
Desde mi punto de vista el principal problema de por qué la música de Easy Rider no llega a calar a fondo, es la falta de estribillos potentes y pegadizos, algo que consiguen en pocas canciones. Su música está plagada de grandes riffs, pero quizá les falta ese último empuje que sólo se consigue con las grandes melodías.
Hablando propiamente de este "Animal", lo primero que se me viene a la mente, es que el orden de las canciones, quizá debía haber sido diferente. El arranque es adecuado con "Visions", un tema melódico que entra fácil y que nos habla sobre la maldición de una mujer clarividente. En cambio, la canción que sigue, "Chasing Demons", nos corta un poco el ritmo del álbum debido a uno de esos estribillos que comentaba antes. El riff del tema es cojonudo, pero el estribillo me transmite una sensación de bajón.
Remonta el vuelo con "Casting the Shadow of Sin", un tema en la línea del anterior, pero que engancha un bastante mejor. "Animal" el tema que da nombre al álbum, es una canción con varios cambios de ritmo, pero que sigue la misma tónica ya comentada.
Pero llegamos al tema número cinco y con "Sacrifice" encontramos uno de los mejores temas del álbum. Es más que probable que esta canción, si hubiera estado en la segunda posición del álbum, habría destacado mucho más. En el tema podemos disfrutar de buenas armonías, de ritmos variados y contundentes, y por fin, de un gran estribillo.
De hecho, podríamos decir que lo mejor del álbum comienza a partir de este tema. "Walls of Hatred" no nos da respiro, y desde el comienzo nos obliga a mover la cabeza con su ritmo machacón, que descarga muy bien en el estribillo.
Saltemos por encima "Neverworld", y aterricemos en "Suddenly", un precioso medio tiempo que Ron Finn canta de manera muy emotiva. A esto le sumamos las mejores melodías del álbum, y nos queda un tema muy resultón, que sin duda hubiese escogido como single del álbum. "Watch your Step", es un tema divertido y muy heavy, que contrasta a la perfección con el anterior. Este último tiene incluso un ligero toque macarrilla que mola un huevo.
"Future Kill" es un tema muy completo. El tema juega con un riff en limpio, un puente enrabietado con un gran ritmo de batería, y un buen estribillo. La parte de los solos también es destacable. "A New Day" es un tema que no me dice demasiado, y que a nivel lírico es continuación del anterior. Ambos hablan de un apocalipsis nuclear y del día después.
Finaliza el álbum con el tema más largo del álbum "The Dream Lives On". Pese a tener casi diez minutos de duración, realmente son dos canciones diferentes, aunque la segunda no aparece en los créditos. Se trata de una balada llamada "In My Life", pero que fue incluida como bonus oculto.
La verdad es que me alegra mucho la noticia de que Easy Rider vuelva a estar en activo, y ojalá que con este próximo álbum tengan una repercusión algo mayor.
La formación que graba el álbum:
Ron Finn: Voces
Daniel Castellanos: Guitarra
Javier Villanueva: Guitarra
José A. Villanueva: Bajo
Rafa Díaz: Batería
Nota Final: 7,5/10