Lo primero que llama la atención al pinchar este álbum, sobre todo si ya has escuchado alguno de los discos posteriores, es una producción que dista mucho de estar a la altura de los siguientes lanzamientos. Ésta corre a cargo de del propio Youngblood con la asistencia de Jim Morris, pero no es desde luego la producción deseada para un álbum de estas características. Es demasiado sucia, y creo que le falta algo de definición a los instrumentos.
Otro punto que juega en contra de este álbum, es la canción escogida para abrir la escucha. "Providence" es un tema algo indefinido, a medio tiempo y bastante repetitivo, y que tiene pocos momentos disfrutables a lo largo de su minutaje. Sin duda una elección mucho más acertada, hubiese sido abrir con el segundo corte, "Millennium". Un tema 100% power, con un riff potente y muy pegadizo, con el clásico contraste de Kamelot, de guitarras rápidas y voces lentas y envolventes. El tema mola, aunque creo que no tiene un gran recorrido.
Seguimos avanzando por el álbum, y llegamos a uno de los mejores temas, y que dejan una muestra de lo que sería Kamelot en el futuro. "King's Eyes" es un tema muy completo, con buenos riffs, bonitas melodías, y un nivel técnico destacable. "Expedition" es otra de las canciones que más me gustan del álbum. Es un tema con un aire bastante progresivo, y una estructura dinámica en la que prima el medio tiempo, y que va transportando al oyente entre diferentes ambientes y velocidades.
En "Where I Reign", volvemos a encontrar un medio tiempo, aunque mucho menos inspirado que el anterior. De nuevo, la colocación de las canciones en el álbum no ayuda, y provoca que los seis minutos del tema se hagan un poco largo. A partir de aquí, el álbum entra en una zona algo gris, con temas que dicen poca cosa, como "Parting Visions", la semi-balada "Rhydin", o "Irea".
De esta segunda parte del álbum, se puede salvar "Once a Dream", que siendo un tema sencillote, al menos es pegadizo y cañero, y que intenta para reactivar levemente el álbum. Finalmente, "Siege", es la canción instrumental que cierra brillantemente el álbum. Es un tema que me gusta mucho, con unas orquestaciones potentes, y al que por ponerle un pero, creo que se le podía haber sacado más jugo.
En resumen, es un álbum que sin ser de los mejores de su discografía, nos deja algunos temas para el recuerdo, y además puede servir a los fans más recientes de la banda, para descubrir los orígenes de Kamelot.
La formación que graba el álbum:
Roy S. Khan: Voces
Thomas Youngblood: Guitarra
Glenn Barry: Bajo
David Pavlicko: Teclados
Casey Grillo: Batería
Nota Final: 6,5/10