Tras la edición del "Pentecost III", la banda decide prescindir del vocalista Darren White, y es el propio Vincent Cavanagh quien pasa a hacerse cargo de este apartado, labor que compagina con la de guitarrista hasta día de hoy. Desde luego, la banda gana muchos enteros con el cambio, ya que la calidad como vocalista de Vincent es superior a la de Darren, y sobre todo porque encaja mucho mejor con los derroteros musicales que la banda empezaba a tomar.
En comparación con los álbumes anteriores, podemos decir que "The Silent Enigma" es más atmosférico. Mantiene a tope la esencia de la banda, con esos sentimientos de melancolía y tristeza que gustan de transmitir en sus canciones, aunque al mismo tiempo, en algunos riffs se percibe un pequeño giro hacia sonidos más Stoner. La producción mejora respecto a los anteriores álbumes, y se pueden distinguir perfectamente la ejecución de todos los instrumentos.
Los momentos estelares de este álbum son:
"Restless Oblivion". Es el tema que sirve para abrir el álbum, y a lo largo de sus ocho minutos, nos ofrece varias partes diferenciadas pero muy bien engarzadas. Es un tema muy bien llevado, que en ningún momento se hace repetitivo, y en cuyo riff inicial se puede apreciar ese rollito Stoner que comentábamos antes.
"Shroud of Frost", es uno de los temas más Doom y la vez más atmosféricos del álbum, sobre todo en una segunda mitad que destila melancolía por los cuatro costados. A estas alturas del álbum podemos apreciar el acierto con el cambio de vocalista, ya que Vincent es capaz de cantar de manera mucho más intensa y emocional que Darren White.
"A Dying Wish" es otra de las favoritas del álbum, y abre la senda de esos temas con una melodía realmente pegadiza y emocionante, que encontraremos en los sucesivos discos de la banda. En este tema vemos cómo Anathema es capaz de bordar la canción en base a esa melodía, y facturar un tema de mucha calidad.
Hay otro par de temas que están a buen nivel, como por ejemplo "The Silent Enigma", el tema que da nombre al álbum. Una canción que podría encajar sin problema en los anteriores discos y que posee una melodía bastante acertada.
Canciones como "Sunset of Age" demuestran que este estilo no es apto para todos los públicos, y sobre todo que no es apto para escuchar en cualquier momento. En mi caso, este tipo de música me encanta, pero tiene que ser escuchada en momentos muy concretos de relajación y tranquilidad. El tema posee un riff algo hipnótico que se va repitiendo a lo largo de la canción, y que está bien apoyado por unas voces plagadas de efectos.
Finalmente, hay otros temas que no parecen tener un rumbo muy claro.
"...Alone" es un tema protagonizado por las guitarras en limpio, y el único en que aparecen voces femeninas, que en esta ocasión corren a cargo de Rebecca Wilson. El tema es algo peculiar aunque tiene unos arreglos orquestales que molan bastante.
Canciones algo extrañas como "Cerulean Twilight" y "Nocturnal Emission", en exceso atmosféricas, hacen que puedas perder un poco el hilo del álbum.
Sin duda estamos ante un buen álbum, digno de ser disfrutado, pero que no llega a ser una obra maestra del género.
La formación que graba el álbum:
Vincent Cavanagh: Voces, Guitarra
Danny Cavanagh: Guitarra
Duncan Patterson: Bajo
John Douglas: Batería
Nota Final: 8/10